Sueños lúcidos

Todo está oscuro. ¿Por qué? Hay silencio. ¿Por qué?
Veo unos relámpagos. A veces son azules, a veces son rojos. Luces intermitentes. Brillan. De repente aparece algo parecido a unas auroras boreales. Son verdes. Se mueven como si fueran unas olas gigantes. Contemplo sin entender. El paisaje cambia. Aparece una autopista de dos pisos, se ven unas luces rojas como si fueran halos que van dejando las luces de unos coches que no se ven, pero siento que van a toda velocidad. Ahora aparecen unas voces. Son muchas. Hablan todas al mismo tiempo. No entiendo lo que dicen. Voces de hombres y mujeres. Hablan alto, otras veces son susurros, casi no las escucho. Estoy confundida. Todo es rápido, asfixiante, delirante. No puedo abrir los ojos ¿por qué? Intento hacer una respiración profunda. Nada. Quiero gritar. Nada. Mover mis piernas. Nada. Mover mis manos. Nada. Tengo la sensación de que alguien me mira, no me mira de cerca. Siento su presencia en en el pasillo de la sala. Estoy acostada en el sofá. Me imagino que es un hombre. Es alto. Tiene un sombrero y una gran capa negra. No se le ve el rostro. Está parado. Me ve, pero no me dice nada. El tiempo pasa. Siento como si sufriera el síndrome del encierro. Me llega un pensamiento inquietante: ¿y si me quedo así, para siempre? Tengo pánico. Me imagino estar en una camilla de un hospital, consciente pero sin poder hablar ni moverme. Mi mamá me acaricia, me dice que me quiere y yo soy incapaz de responderle. Si esto me pasa, por favor, quiero que me desconecten. Quiero ahora mismo redactar mi testamento vital. No quiero vivir así. Los párpados me pesan. Intento moverlos. Abrirlos. Lo hago con fuerza. No puedo. Es como si estuvieran pegados. Estoy cansada. No sé qué hacer. Intento abrir la boca, gritar. Tengo miedo de no despertar nunca. Intento de nuevo abrir los ojos. Por fin sucede. Suspiro. Miro hacia el techo. Muevo mi cuerpo para comprobar que todo está bien.
Siento un ligero alivio. Estoy angustiada. No sé que me ha pasado. Me fijo en la hora. Son las cinco de la mañana. Tengo el teléfono justo al lado, describo lo que me pasó. Hago énfasis en que me pasó tres veces en una sola noche y que he tenido experiencias similares en el pasado.
¿Qué interpretación científica tiene esto? ¿Ser consciente de que estás soñando, despertarte y sentir que no puedes abrir los ojos?
La respuesta: Lo que describes tiene una interpretación científica relacionada principalmente con los sueños lúcidos y la parálisis del sueño.
El sueño es un proceso complejo que se divide en varias fases, cada una con características y funciones específicas para la recuperación del cuerpo y la mente.
Empieza con la fase del adormecimiento, después el sueño ligero y el sueño profundo. El cuerpo alterna entre el sueño ligero (NREM) y el profundo (REM). Un ciclo completo de sueño incluye estas fases. Dura aproximadamente entre 90 y 120 minutos, y se repite varias veces a lo largo de la noche. La mayor parte del tiempo los humanos pasamos durmiendo en modo NREM. En el caso del sueño REM los adultos lo experimentamos entre un 20-25%, en el caso de los recién nacidos representa la mitad de su sueño.
Los sueños son el resultado de la actividad neuronal aleatoria en el cerebro durante el sueño REM. El cerebro intenta dar un sentido coherente a fragmentos aleatorios de información, que provienen principalmente de las áreas cerebrales involucradas en la percepción, las emociones y la memoria.
Cuando dormimos y estamos en fase REM, nuestros músculos están paralizados, pero nuestro cerebro está muy activo, casi igual que cuando estamos despiertos. En esta fase es cuando más se producen nuestros sueños.
¿Qué es la parálisis del sueño?
Es un mecanismo preventivo y necesario para que no "actuemos" nuestros sueños; sino que sólo los imaginemos. La neurociencia nos dice que es como si la conciencia se encendiera mientras el cuerpo está relajado.
¿y los sueños lúcidos?
Los sueños lúcidos permiten al que sueña reconocer que está soñando, dirigir el sueño y recordarlo mejor. Esta capacidad de control en los sueños lúcidos es una de las principales diferencias con el sueño ordinario, donde la mente divaga y no se da cuenta de que está soñando.
El mundo de los sueños se presenta como si fuera real. Es una experiencia pseudoalucinatoria. El cerebro genera imágenes y sensaciones muy vívidas, pero aquí hay una diferencia con alguien que ve alucinaciones y cree que la realidad es así.
Una experiencia similar la tuve cuando comí un space cake. Fue un alucín total, pero no lo disfruté porque la cabeza me daba vueltas, estuve mareada y no podía abrir los ojos por una hipersensibilidad a la luz.
Le conté esta experiencia a Emi, uno de mis mejores amigos, que es psicoanalista.
—¡Che!, ¡qué guay!
—¿Cómo que guay? ¿Qué dices? —le digo con angustia.
—No puedes hacer nada, Mali. Disfruta.
Me dice riéndose y de manera sabia.
Yo respondo con mi cara de resignada.
—Mali, ni siquiera duermes los sueños.
Me regala una carcajada llena de sarcasmo made in Argentina.
Aparte de la risa, Emi me compartió parte de su experiencia con los sueños lúcidos.
Las causas son dormir poco, horarios irregulares y el estrés, yo las dos primeras las cumplo. Soy consciente de que mi relación con el dormir no es buena. Me voy a la cama muy tarde, y cuando digo tarde es tarde. Duermo poco.
Me gusta dormir, pero disfruto demasiado haciendo cosas en la madrugada: desde caminar, hacer collages, leer, escribir, escuchar música… encuentro cierta quietud y me siento más creativa. Angelita, que también es amiga y psicoanalista (vivo rodeada de este género), me dice que me duerma más temprano para que empiece mi día a las cinco de la mañana. Agradezco el consejo, pero no me veo durmiendo a las nueve de la noche: no soy de esa especie, me aferro a eso, pero puede que me llegue la sensatez, más años, y me vea obligada a hacerlo.
Hay una cosa curiosa, la cuento para demostrar que en mí tambíen habita de vez en cuando una mujer diurna. Cuando viajó a México, —lugar donde nací— duermo fenomenal. Me duermo temprano y me despierto cuando sale el sol. Intento encontrar la fórmula para replicarlo en Barcelona. Creo que en México, las rutinas, horarios sociales, familiares, la alimentación, son diferentes y más favorables para conciliar el sueño temprano y dormir profundamente. También volver al lugar donde nací inconscientemente puede generar una sensación de seguridad y relajación, lo que facilita el sueño.
¿Qué pasa cuando dormimos?
Durante el sueño no solo estamos archivando nuestros pensamientos; el cerebro trabaja activamente para seleccionar qué recuerdos guardar y cuáles echarlos al bote de la basura.
Cada vez que estamos en la fase del sueño REM, estamos en algún grado de locura. Para algunos científicos, el sueño es un estado psicótico. La psicosis es una condición caracterizada por alucinaciones y delirios.
Creemos plenamente lo que vemos, y no juzgamos. El tiempo, la ubicación y las personas pueden transformarse y desaparecer de forma repentina, y nos parece bien.
Cuando era niña, tuve un sueño que, a lo largo de los años, sigo recordando. Aparecía en primer plano mi rostro. Estaba en la orilla de un río y, al fondo, se veía una cascada. Lloraba porque mi madre había muerto. De repente, apareció un hombre con una gran capa negra y un sombrero de copa. Se veía muy elegante. No decía nada; solo estaba ahí. La imagen de ese hombre ha aparecido varias veces en otros sueños. En otro, por ejemplo, había una habitación pintada de un verde vintage. Había unos muebles, pero lo que más recuerdo es una especie de banco negro en un rincón, y aparecía un hombre con su gran capa y sombrero de copa. Nunca le veo el rostro. Ahora que lo pienso, se asemeja al hombre que vi en el sueño lúcido del otro día. Ese hombre me persigue.
Si hablamos de sueños tenemos que hablar de Sigmund Freud revolucionó la comprensión de los sueños al considerarlos una ventana al inconsciente y una herramienta fundamental para explorar deseos y conflictos reprimidos. En su obra La interpretación de los sueños (1900), Freud propuso que los sueños son la “realización disfrazada de deseos”, expresiones simbólicas de deseos inconscientes que la mente consciente no puede aceptar directamente. Le pedí a Emi que me hablará más de ello.
Angelita me habló de Carlos Castaneda, antropólogo que aborda los sueños desde una perspectiva radicalmente distinta a la de Freud. Según leo, George Lucas quedó seducido por sus escritos, y esa admiración quedó plasmada en las conversaciones de Luke Skywalker y el maestro Yoda en la saga Star Wars.
Un dato curioso que acabo de leer es que la falta de recuerdos de los sueños es, en realidad, una indicación de un sueño saludable, así que no se mortifiquen si no los recuerdan. Desde ese sueño lúcido, yo no he recordado otro, y eso fue hace como un mes.
Para ir cerrando. Algunos teóricos, como Michael Perlis, figura destacada en el campo del comportamiento del sueño de la Universidad de Pensilvania, postulan que en el sueño REM es cuando somos más inteligentes, perspicaces, creativos y libres. Es cuando realmente volvemos a la vida.
"El sueño REM puede ser lo que nos hace más humanos, tanto por lo que hace por el cerebro y el cuerpo, como por la pura experiencia".
Michael Perlis.
La mitad de la población general experimentará un sueño lúcido al menos una vez en su vida. Los niños se llevan la palma: el 63% lo han experimentado. La parálisis del sueño también es frecuente, aunque tener episodios repetidos no es tan común. Me tranquilizó saber que no es peligroso.
Si me vuelve a ocurrir, tal vez le haga caso a Emi y me lo tome con calma. Todavía tengo en mi mente las imágenes. Fueron asombrosas. Un viaje alucinante. Después de leer varios textos científicos, dimensiono lo que me ocurrió y me parece absolutamente fascinante vivir consciente un sueño. Es como si hubieran instalado una cámara dentro de mi cerebro y hubiera visto las imágenes de mi red neuronal. Tal vez lo que me fastidió es que yo quería tocar y no podía. Era como vivir una realidad virtual y solo estar para contemplar, pero no tener opción a participar.
¿Ustedes alguna vez han experimentado la parálisis del sueño o un sueño lúcido?
Esta entrega fue auspiciada por John Lennon y #9 Dream.
Esta canción está incluida en su álbum Walls and Bridges de 1974. Lennon dijo que la canción le llegó casi completa durante un sueño, en ese estado entre el dormir y el despertar. La frase “Ah! böwakawa poussé, poussé”, que se repite en el coro, fue escrita tal cual como la escuchó en el sueño.
Cualquier cosa, aquí andamos. Me gusta que me leas, pero me gusta más y me hace más feliz que me hagas compañía con tus comentarios.
Gracias por leerme y por la escuchadera.
¡Nos vemos el próximo mes!
¡Adios!
Tuve una parálisis de sueño hace años y no fue nada agradable, pero sueños lúcidos nunca, qué interesante! 👌
En mi experiencia, cuando me llega el sueño, lo recibo como un gran regalo del cuerpo, como manifestación de salud. Cuando algo no anda bien se interponen mas las pantallas, los espejos negros y sus historias. El sueñito es una bendición para mí y el soñar, una comunicación con una otredad necesaria y siempre mayor, no es mi inconsciente en todos los casos. Creo que realmente es un bueno desear sueños reparadores al mundo. Abrazo Mali.