





@Malinche23 Fotos tomadas por mí.
En la casa donde vivía cuando era pequeña en la Ciudad de México, en la habitación de mis padres había un enorme librero. En el último cajón había un álbum de fotos. De vez en mucho hojeaba ese álbum y me ponía a llorar. Había fotografías de mis padres en el día de su boda, estaban ahí todos felices, pero yo me imaginaba otras cosas, que algún día mis padres se iban a morir. Ese era mi martirio cotidiano. Me había creado un relato terrorífico con base en esas fotografías.
Esta historia me lleva a pensar en mi relación con las imágenes. La primera vez que revelé una imagen fue en el laboratorio de fotografía de la universidad, sentí un cosquilleo que iniciaba en mis tobillos y terminaba en mis orejas. De ese cosquilleo pasé al amor cuando descubrí que las imágenes narran historias.
Pasaron muchos años hasta que tuve de nuevo una cámara entre mis manos. Casi por accidente retomé la fotografía cuando me mudé a Barcelona. Primero tomaba imágenes de la cultura popular catalana, pero pronto me aburrí de sólo capturar el hecho. Busqué un remedio y me enfoqué en retratar a las personas. Me di cuenta que lo que más me entusiasmaba era cómo la gente expresaba sus emociones. Sus caras cuando estaban alegres, tristes, enojados…, y eso sumado a mi despertar como activista me llevó a tomar fotos en manifestaciones y colaborar con la agencia de fotos Getty Images.
De ahí viene mi admiración hacia las y los fotógrafos que en medio de instantes, andan ahí cazándolos. Encuentro mucha belleza en eso. Un instante no se repite. Para lograr retratarlos, el fotógrafo tiene que estar con la mirada atenta, registrando y seleccionando “el momento”. No basta con dar clic, hay que fijarse en la luz, en la velocidad, en el ángulo, en la expresión del retratado. En segundos se toman todas esas decisiones. A mí esa es la foto que me gusta hacer y sobre todo ver.
El padre del fotoperiodismo y uno de los fotógrafos más importantes del siglo XX Henri Cartier-Bresson a ese momento lo llamaba “el instante decisivo”. Cartier Bresson sabía donde poner la cámara y sobre todo el ojo para capturar la vida y dotarla de belleza.
"La fotografía es, para mí, el impulso espontáneo de una atención visual perpetua, que atrapa el instante y su eternidad".
Henri Cartier-Bresson
Confieso que soy incapaz y torpe a la hora de crear composición a priori en una foto. Eso de colocar cosas, indicarle a una persona que incline su cara de tal manera, que acomode el cuerpo para un lado u otro, controlar las luces…, no sé qué es más difícil: andar buscando el momento o crear el momento. Aun así celebro la imagen como eso que nos permite detener el movimiento. Como decía William Faulkner:
“El objetivo de todo artista es detener el movimiento que es vida, por medios artificiales y retenerlo para que cien años después, cuando un extraño lo mire, vuelva a moverse […]”.









Más fotos en mi Flickr (sí, todavía tengo) no todas las foto las tengo en IG.
No soy muy creyente de la frase (tan usada y dilapidada) “Una imagen dice más que mil palabras”. La escritora estadounidense Susan Sontag en dos magníficos libros Sobre fotografía y Ante el dolor de los demás ya nos cuenta cómo la fotografía se ha utilizado para manipular y crear falsas verdades históricas si no hay un contexto que acompañe a las imágenes, o si el discurso que acompaña la fotografía está manipulado para hacer creer a la opinión pública un relato.
En Ante el dolor de las demás Sontag explora la historia de las imágenes de guerra y cuestiona si tales fotos pueden realmente transmitir los horrores de la guerra o al contrario nos llegan a cansar (acá un video muy cortito, véanlo). Plantea la idea de que una exposición constante a imágenes de horror puede llegar a no calar en nuestra sensibilidad. También cuestiona las fotografías que retratan el dolor, el horror de manera bella. Fue muy crítica con el tipo de imágenes que toma el mítico fotógrafo brasileño Sebastião Salgado, en especial de su libro Migraciones. Según Sontag sus fotos reflejan la estetización del sufrimiento. Da para una reflexión amplia sobre la ética de la fotografía documental y la representación del sufrimiento.
Hagan números, cuántas veces nuestros ojos ven fotografías que retratan el dolor y cuál es el efecto en nosotros. Sontag lo resume muy bien:
"La pregunta no es si debemos mirar o no las imágenes de sufrimiento, sino cómo las miramos y qué hacemos con lo que vemos”.
Por eso quiero hablarles de dos fotoperiodistas que admiro por sus imágenes y por su forma de acercarse a las personas que fotografían.
Gervasio Sánchez es un reportero de guerra y fotógrafo español. Descubrí su trabajo por Vidas Minadas una serie de fotografías en las que se ven las secuelas de las minas antipersonales. Un trabajo que empezó en septiembre del 1995 y que ha atravesado la mayor parte de su trabajo fotográfico. En este proyecto hay imágenes de 11 sobrevivientes de Angola, Mozambique, Camboya, Afganistán, Irak, El Salvador, Nicaragua, Colombia y Bosnia-Herzegovina.
Gervasio Sánchez, fotografiado en su muestra Vidas Minadas, 25 años, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid/José González.
Lo que más admiro de Gervasio es que huye de ese cliché infame que acampa a sus anchas entre los periodistas y fotógrafos que se jactan de ser “objetivos” (son los peores), que dicen, gritan que van a la guerra a retratarla, pero no se involucran emocionalmente con las víctimas. ¿A qué viene toda esa deshumanización? Son capaces de hacer la fotografía, pero no prestar auxilio, no hablar, no preguntar quiénes son a los que retratan, no interesarse por sus vidas…, bajo la falsa consigna de que vale más la foto para que el mundo se entere de lo que sucede.
Gervasio se sale de ese marco y se ha hecho amigo, padrino, casi hermano de las personas que ha retratado, él lo dice claramente, ellos son parte de su familia. Esa complicidad es palpable en su trabajo. Como diría el mítico reportero de guerra Robert Fisk:
"Los periodistas debemos abandonar la idea de ser neutrales: hay que estar al lado de los que sufren".
Una joven mozambiqueña que perdió las piernas por culpa de la minas antipersona, duerme junto a su hijo/Gervasio Sánchez.
Esta fotografía lleva por título Sofía y Alia, de la serie Vidas minadas, fue publicada en el periódico Heraldo de Aragón y en el Magazine de La Vanguardia. Por esta fotografía Gervasio ganó el prestigioso premio de periodismo Ortega y Gasset en fotografía en el 2008. Según el jurado esta imagen tiene una fuerza expresiva que transmite la fragilidad e indefensión de las personas sometidas a la brutalidad de los conflictos bélicos. ¿Qué sienten al ver esta fotografía?
Otro de los fotógrafos que he seguido su trayectoria y admiro es Emilio Morenatti. A Emilio lo conocí por la exposición Violencia de género sobre las agresiones con ácido que sufren las mujeres pakistaníes. Las imágenes me impactaron muchísimo. Son retratos de quince mujeres que pagaron con sus rostros peleas entre familias, dotes matrimoniales o el odio de pretendientes rechazados.
“Las mujeres que habían sufrido estas agresiones tan brutales eran prácticamente inaccesibles y fue un gran reto llegar a ellas y poder contar sus historias. La mayoría de los retratos fueron improvisados, esperando el momento justo para levantar la cámara y realizar un par de secuencias, retratos horizontales para un rápido y fácil encuadre centrado, buscando ese momento paradójicamente inexpresivo”.
Emilio Morenatti
Actualmente Emilio es fotógrafo jefe para España y Portugal de la agencia de noticias AP. A lo largo de su carrera ha pasado por varios conflictos y eso ha tenido consecuencias en lo mental y físico. Fue secuestrado durante 15 horas en octubre de 2006 en Gaza y el 12 de agosto de 2009 perdió un pie como consecuencia de un ataque al convoy en el que viajaba en la zona de Kandahar (Afganistán).
Morenatti vive en Barcelona. Tengo la fortuna de conocerlo, de haber hablado con él y lo he podido ver en acción. Mientras otros hacen ráfagas de fotos, él está ahí, esperando el instante decisivo. Cuando dispara con la cámara, sabes que va a ser una gran foto. Su trabajo ha sido reconocido con varios premios Pulitzer y el World Press Photo, el mayor reconocimiento de fotoperiodismo en el mundo
Emilio Morenatti en los los Juegos Paralímpicos de Tokio 2021/Marko Djurica vía AP.






Emilio Morenatti
A propósito del Día Mundial de la Fotografía —19 de agosto— fue el pretexto para que el mes de agosto lo dedicara a ir a exposiciones. Fui a La Virreina Centro de la Imagen, ahí descubrí la fotografía de Jeff Wall y sus escenas cotidianas con un trasfondo de denuncia social. En el Palau Robert vi la exposición Vidas Minadas 25 años y también las fotografías llenas de memoria histórica de Rossend Torras de la vida de Cataluña desde la guerra civil española hasta la dictadura de Franco. En Kbr conocí a Louis Stettner y la fotografía callejera de New York, además del trabajo de Paz Errázuriz y sus imágenes del Chile bajo la dictadura de Pinochet. Finalmente en Fotocolectania conocí a Sarah Moon y su estilo onírico lleno de misterio con un toque erótico.
Me maravilló descubrir diferentes miradas para robar instantes, observar imágenes que te llevan a lugares y conocer personas que te emocionan con una mirada, un gesto, un cuerpo.
Cuando voy a las manifestaciones mi yo se divide entre tomar fotografías o grabar audio. Acá va un collage del 8M en Barcelona en el 2023.
Collages de fotos del 8 de marzo en Barcelona 20023 @Malinche23
Ya que estamos con el tema voy a recomendar:
Photographer: Una serie de National Geographic que explora cómo viven la fotografía grandes fotógrafos ya sea de moda, naturaleza, ciencia o fotoperiodismo. Todos los episodios son magníficos, pero hay uno que me enamoró porque habla de poner la fotografía al servicio de las personas. El episodio está dedicado al fotógrafo Muhammed Muheisen. Lo más interesante es ver la transformación de un fotógrafo que al principio sólo le interesaban las imágenes para dar paso al fotógrafo que se interesa por las personas. Fue en ese instante donde Muhammed nos dice que descubrió lo que es verdaderamente la fotografía.
Detrás de un instante: Es una serie documental de Televisión Española que explora la vida y obra de grandes fotógrafos españoles. Para los amantes de la imagen fija, los episodios son una especie de masterclass.
La sal de la tierra: Un documental del cineasta alemán Wim Wenders que junto con el fotógrafo brasileño Sebastião Salgado recorren territorios vírgenes para darnos una visión sobre la naturaleza y lo humano. El documental es un deleite visual. ¡Que Susan Sontag me perdone!
*Nota: No me he olvidado de las mujeres fotógrafas, pero eso merece una nius completa. Pronto hablaré sobre ellas.
Esta entrega fue auspiciada por Billie Eilish. Los dejo con esta hermosísima canción Birds of a feather que últimamente es mi nueva obsesión musical.
Cualquier cosa, aquí andamos. Siéntete con la libertad de escribirme.
Me gusta que me leas, pero me gusta más y me hace más feliz que me hagas compañía con tus comentarios.
Gracias por leerme y por la escuchadera.
¿Qué tal el verano? ¡Nos vemos el próximo mes!
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¡Adiós!
Muy chévere el paisaje sonoro!