Alison Bechdel
Photo by M. Sharkey for Out
Mi infancia estuvo marcada por las vacaciones de verano. Salíamos de la gran Tenochtitlan con rumbo a Morelia, después hacíamos una parada en el Estado de México, un lugar que precisaba una cobija que envolviera tu cuerpo las 24 horas. Mi tía Lola y mi tío Tito vivían ahí, su casa era una parada ansiada para descansar y desayunar frijoles negros siempre revueltos con huevos, nunca separados.
El poco rato que la pasaba ahí lo invertía en comer y jugar con mis tres primos que siempre hallaban la forma de divertirnos y de que no nos sintiéramos extranjeros en ese lugar que visitábamos solo un par de veces al año.
Mi padre decidió que la capital ya no era para él y buscó la forma de separarse de la rutina de trabajar en un banco. Nos mudamos a Morelia, y entre las cosas que dejamos de hacer fue visitar a mis tíos, ellos nunca se movían de su friolenta ciudad, así que el contacto desapareció, o al menos para mí que nunca más comí frijoles negros con huevo.
No sé si le pregunté a mi madre o fui iniciativa de ella hablarme de mis tíos. Un día me dijo con una vocecita de dolor de angina que mis tíos se había separado, lo cual no era escandaloso porque sabía que tenían problemas derivados de la afición de mi tío por la bebida, pero ese no era el tema, se habían separado porque mi tío era homosexual.
Hace años recibí como regalo de cumpleaños un envoltorio que tenía toda la pinta de ser un libro, rompí el papel y atónita leí que era una novela gráfica, Fun Home, un halo de desconfianza invadió mi cabeza.
Comencé la lectura más por obligación que por gusto, sabía que mis amigos me iban a preguntar. Me senté en el borde de la cama y después de haber leído la primera página supe que quería seguir y seguir.
La autora de libro y protagonista de la historia es Alison Bechdel cuya niñez la pasó en un pequeño pueblo de Pennsylvania, Estados Unidos. Su padre era un profesor de inglés que repartía su tiempo en coleccionar antigüedades y restaurar su casa -estilo victoriano- que además de ser un lugar para dormir también servía como funeraria.
El padre parece ausente, hay momentos que tiene arrebatos de ira, otras veces aparece amoroso o al menos así lo recuerda la Alison niña, la Alison adulta reflexiona sobre su niñez, el descubrimiento de su sexualidad y nos cuenta cómo su padre homosexual que no ha salido del clóset marca la vida familiar.
Mientras leía Fun Home recordaba a mi tío Tito. Sus gafas de moldura gruesa combinaban con su pequeña chaqueta de cuero negra que siempre llevaba puesta, y sus implantes dentales que brillaban cuando sonreía o cuando fumaba cigarros que era casi siempre. Me acuerdo del día que nos sentamos en su sala y vimos la película La bamba y empezó hablar sobre música, de John Lennon, su ídolo, recuerdo todo eso y no me imagino lo cansado que sería aparentar todo el tiempo ser heterosexual y lo frágil que se habrá sentido el no poder decirle al mundo, a su familia, su gran secreto. Mi madre me había dicho que no es que mi tío Tito lo hubiera confesado, fue descubierto por uno de sus hijos, ese episodio fue una tragedia familiar que tuvo como primera consecuencia la expulsión de mi tío del clan. Años después me enteré que mi tío había muerto y que mi tía y mis primos vivían del otro lado.
Escribo este episodio familiar porque Alison Bechdel acaba de publicar la novela gráfica, El secreto de la fuerza sobrehumana, de nuevo una memoria gráfica en la que según los críticos Alison nos habla sobre la búsqueda del ser humano por encontrar un lugar en este mundo, ella lo hace a través del poliamor, activismo, terapias y el ejercicio, mucho ejercicio.
Estoy ansiosa por leer esta novela de Bechdel. Quiero rememorar esas sensaciones que tuve la primera vez que la leí. Siento enorme respeto por Alison porque con ingenio, humor y sobre todo con una enorme honestidad nos cuenta una historia íntima y familiar.